El presidente ruso, de 71 años, se dirigió a la nación y prometió a su pueblo que "castigaría" a los responsables de la masacre. ISIS-K, una brutal célula escindida del culto a la muerte, se ha atribuido la responsabilidad del salvaje ataque. Al menos cuatro hombres armados irrumpieron en el recinto del Crocus City Hall en las afueras de Moscú durante un espectáculo de rock de la banda Picnic. Dispararon una ráfaga de ametralladoras contra una multitud de personas que corrían para salvar sus vidas, matando a hombres, mujeres y niños. El edificio quedó con el techo derrumbado después de que los terroristas iniciaran un infierno que arrasó la estructura, atrapando a muchos civiles en su interior. Rusia afirma que ya arrestó a los cuatro presuntos tiradores y al menos a otras siete personas en relación con el ataque. Sin embargo, el Kremlin parece ya estar lanzando acusaciones infundadas y tratando de echarle la culpa a Ucrania. En un discurso televisado a la nación, Putin, furioso, intentó sugerir que los pistoleros intentaron escapar a Ucrania después del "ataque terrorista bárbaro".
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